La preocupación por la conservación del medio ambiente, no debe ser flor de un día.

Antes de entrar en materia, pido a ustedes, mis estimadísimos amigos, con todo el respeto y cariño que se merecen, que: Por favor me disculpen, me ausenté durante varios días por motivos fuera de mi alcance.
Pero ya estoy acá, feliz, por contar con una nueva oportunidad para compartir con ustedes. Sin más preámbulo, entremos en materia: Cada 22 de abril, se celebra el día de la tierra, la primera de estas celebraciones se efectuó en el año 1970, precisamente el 22 de abril. Pero, bajo ninguna circunstancia, el día de la tierra equivale a: una celebración más, de la larga lista que ya conocemos, no, no se trata de eso, entonces… ¿Qué objetivo tiene este día?. Tal festividad cuenta con un único propósito: Invitar a reflexionar sobre el daño que nosotros mismos le hemos ocasionado al planeta que habitamos.
Esto, a consecuencia de la errónea idea de que…

Los recursos naturales son inagotables, idea que por años han insertado en nuestra mente y que por desgracia, nos ha convertido en seres inconscientes, desinteresados en cuidar el medio que nos proporciona vida. Ah, un momento, el asunto no termina acá, todo lo contrario, apenas inicia. Seamos realistas, podrá sonar feo decirlo pero: De nada sirve, cada 22 de abril, mostrarnos ante los medios de comunicación como personas preocupadas por la protección del medio ambiente, y en contraste, el resto del año, lanzar basura a las calles, los ríos y los mares, como si nada nos importara. Si esta es nuestra actitud, perdonen pero… Todos los 22 de abril, echamos agua en un galón hueco, no hacemos más que perder el tiempo. Además, vale destacar que: No basta con dedicar un día entero al análisis del tema, no basta con organizar marchas, con cartelones que portan mensajes en defensa de la naturaleza. Limitarnos a ello, es quedarnos cortos, necesitamos ir más allá., el asunto de la contaminación del planeta (medio ambiente), es preciso abordarlo desde el aspecto educativo. Ah, ¡cuidado!, cuando se dice que: Un tema requiere ser abordado en el ámbito educativo, no quiere decir: Que la tarea le compete exclusivamente a la familia o que le corresponde únicamente a los educadores, no, no quiere decir eso, la tarea es responsabilidad de ambas partes.
Sin lugar a dudas, todo comienza por casa, es a la familia: A la que le corresponde iniciar la labor formativa en cada ser humano, es a quien le corresponde inculcarnos desde los primeros años de vida, los valores que nos convierten en individuos responsables, capaces de respetarnos a nosotros mismos, capaces de respetar a los demás y de respetar nuestra casa (el planeta). Por lo tanto: No esperemos a que se aproxime el 22 de abril, para hacer algo en beneficio de la tierra, no esperemos a que alguna institución o empresa lleve a cabo una campaña de limpieza, no nos hagamos los indiferentes cuando otro no deposite la basura en el lugar indicado, no esperemos a que otros eduquen a los niños y jóvenes. Al contrario: Luchemos diariamente por hacer algo, evitemos la contaminación, aprendamos a reutilizar (reciclar), cuando observemos que alguien deja la basura en un sitio inadecuado, tomémonos el tiempo para invitarle a actuar correctamente. Brindémonos la oportunidad de instruirnos, de instruir a los niños y jóvenes, no solo es importante saber de historia, de matemática, español o ciencias, en la vida, las reglas de urbanidad son fundamentales. Pongámoslas en práctica, seamos serios, dejemos de ocuparnos pensando en si… ¿Será verdad que el fin del mundo es en el 2012?, ocupémonos en pensar hacer lo mejor por la tierra, por nosotros y las futuras generaciones. Procuremos que: El día de la tierra, deje de ser un día en que recordamos el deterioro que hemos causado, y se convierta en un día para festejar el bien, para festejar la vida.
Cambiemos la actitud egoísta que poseemos, por una actitud de sensibilidad, de compromiso con el bienestar del planeta, y por ende, de compromiso con todas las creaturas que lo habitamos.