La mariposa.

A continuación, comparto con ustedes una bella reflexión. La cual, llegó a mí, gracias a mi gran amigo Diego Sancho. Quien, más que un gran amigo, sin duda, es un excelentísimo educador. Con quien adquirí, no solamente muchísimos de los conocimientos en informática que poseo. Sino con quien alimenté la fortaleza, el optimismo y todo lo necesario para alcanzar mis metas. Indiscutiblemente, las enseñanzas del Profesor Diego Sancho, juegan un papel protagónico en mi vida, en la lucha por convertir mis sueños en realidad, en la lucha por una mayor preparación. De modo que muy pronto, pueda servirle más, y de mejor manera a la sociedad.
Espero que esta hermosa reflexión ustedes la disfruten tanto como yo.

Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó y observó a la mariposa por varias horas, mientras ella se esforzaba para hacer que su cuerpo pasase por aquel pequeño agujero.
En tanto, parecía que ella había dejado de hacer cualquier progreso. Parecía que había hecho todo lo que podía, pero no conseguía alcanzarlo.
Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: Él tomó una tijera y abrió el capullo. La mariposa pudo salir fácilmente pero… Su cuerpo estaba marchito, era pequeño y tenía las alas arrugadas. El hombre siguió observándola porque esperaba que: En cualquier momento las alas se abrieran y estirasen para ser capaces de soportar el cuerpo y que este se hiciera firme. ¡Nada aconteció!!!, en verdad, la mariposa pasó el resto de su vida: Arrastrándose, con un cuerpo marchito y unas alas encogidas. Ella nunca fue capaz de volar.
Lo que el hombre, en su gentileza y su voluntad de ayudar no comprendía, era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de la pequeña abertura, era la manera para que el fluido del cuerpo de la mariposa fuese a sus alas, de tal modo que ella estaría lista para volar, una vez se hubiese liberado del capullo.
Algunas veces, el esfuerzo es lo que necesitamos en nuestra vida. Si pasáramos por la vida sin encontrar ningún obstáculo, quizás… Nos limitaríamos. No lograríamos ser tan fuertes, como podríamos haber sido. ¡Nunca podríamos volar!!!.
¡Gracias Diego por compartir esta bella reflexión!!!. A la que ahora, tengo La maravillosa oportunidad de hacer llegar a otros, a través de este espacio.