Sobre la población con capacidades diferentes (mitos / verdades).
Segunda parte: Las capacidades diferentes, un obstáculo para desenvolverse en sociedad, un obstáculo para ser feliz.
El 19 de marzo, nos referimos a este mismo tema: El de los mitos y verdades respecto a la población con capacidades diferentes, esto, atendiendo la sugerencia (petición), de un joven universitario, de uno de nuestros fieles lectores, pero… En esa oportunidad nos enfocamos en el ámbito laboral y les prometimos a ustedes abordar otros aspectos más en futuras ocasiones, ya que de lo contrario, el texto que publicaríamos sería sumamente extenso. Pues bien, acá estamos, cumpliendo nuestra promesa. Hoy hablaremos sobre: ¿Qué tan cierto resulta el hecho de que una persona con capacidades diferentes o con “ discapacidad “, no puede desenvolverse en sociedad, está automáticamente condenada a no ser feliz?.
Mito: Quien considera que: Una persona que no oye, no ve, debe movilizarse en una silla de ruedas o presenta cualquier otra “discapacidad”, no puede desenvolverse en sociedad o que no puede ser feliz, está absolutamente equivocado. Las capacidades diferentes no son un obstáculo, son simplemente características que distinguen a un ser humano del otro. Sin lugar a dudas, dichas características, implican que: El individuo requiere apoyo a la hora de efectuar determinadas tareas cotidianas, tales como: Ponerse los zapatos, vestirse, cepillarse los dientes,, peinarse, trasladarse de una silla a la cama, o viceversa, etc, etc.
Ah, vale realizar la siguiente aclaración: Que necesite usted ayuda para vestirse, debido a que se fracturó una mano, por decir algo, no quiere decir que se va a sumir en una depresión total, que va a renunciar a su trabajo, que no volverá a compartir más con su familia, que no volverá a salir con sus amigos o que va a tener que terminar la relación con su pareja, ¿verdad?, y estamos hablando de un asunto temporal. Sin embargo, de tratarse de un asunto permanente, tampoco se convierte en justificable ninguna de las anteriores situaciones, para comprobarlo bastan unos ejemplos.
1. Una joven: La misma es no vidente, siempre se ha caracterizado por poseer una actitud optimista, saluda sonriente a todas las personas, viaja a todas partes sola, incluso ha visitado otros países.
2. Una joven, usuaria de silla de ruedas: En todo momento, aunque esté pasando una gran dificultad y se sienta afectada emocionalmente, saluda con una actitud 100% optimista, a quien se encuentre en el camino. Además, se caracteriza por ser independiente, viaja a clases sola y cuantas veces así lo planea, se va de paseo con los amigos. Por lo tanto: Los dos casos anteriormente citados, son una muestra más de que, las capacidades diferentes (la discapacidad), es tan solo una característica. Bajo ninguna circunstancia, equivale a una barrera para desarrollarse libremente en sociedad o para ser feliz.
El 19 de marzo, nos referimos a este mismo tema: El de los mitos y verdades respecto a la población con capacidades diferentes, esto, atendiendo la sugerencia (petición), de un joven universitario, de uno de nuestros fieles lectores, pero… En esa oportunidad nos enfocamos en el ámbito laboral y les prometimos a ustedes abordar otros aspectos más en futuras ocasiones, ya que de lo contrario, el texto que publicaríamos sería sumamente extenso. Pues bien, acá estamos, cumpliendo nuestra promesa. Hoy hablaremos sobre: ¿Qué tan cierto resulta el hecho de que una persona con capacidades diferentes o con “ discapacidad “, no puede desenvolverse en sociedad, está automáticamente condenada a no ser feliz?.
Mito: Quien considera que: Una persona que no oye, no ve, debe movilizarse en una silla de ruedas o presenta cualquier otra “discapacidad”, no puede desenvolverse en sociedad o que no puede ser feliz, está absolutamente equivocado. Las capacidades diferentes no son un obstáculo, son simplemente características que distinguen a un ser humano del otro. Sin lugar a dudas, dichas características, implican que: El individuo requiere apoyo a la hora de efectuar determinadas tareas cotidianas, tales como: Ponerse los zapatos, vestirse, cepillarse los dientes,, peinarse, trasladarse de una silla a la cama, o viceversa, etc, etc.
Ah, vale realizar la siguiente aclaración: Que necesite usted ayuda para vestirse, debido a que se fracturó una mano, por decir algo, no quiere decir que se va a sumir en una depresión total, que va a renunciar a su trabajo, que no volverá a compartir más con su familia, que no volverá a salir con sus amigos o que va a tener que terminar la relación con su pareja, ¿verdad?, y estamos hablando de un asunto temporal. Sin embargo, de tratarse de un asunto permanente, tampoco se convierte en justificable ninguna de las anteriores situaciones, para comprobarlo bastan unos ejemplos.
1. Una joven: La misma es no vidente, siempre se ha caracterizado por poseer una actitud optimista, saluda sonriente a todas las personas, viaja a todas partes sola, incluso ha visitado otros países.
2. Una joven, usuaria de silla de ruedas: En todo momento, aunque esté pasando una gran dificultad y se sienta afectada emocionalmente, saluda con una actitud 100% optimista, a quien se encuentre en el camino. Además, se caracteriza por ser independiente, viaja a clases sola y cuantas veces así lo planea, se va de paseo con los amigos. Por lo tanto: Los dos casos anteriormente citados, son una muestra más de que, las capacidades diferentes (la discapacidad), es tan solo una característica. Bajo ninguna circunstancia, equivale a una barrera para desarrollarse libremente en sociedad o para ser feliz.